Svalbard, un archipiélago recluido en el Ártico, es una colección de curiosidades, en un territorio que aparenta no tener vida a simple vista y sin embargo está lejos de estar completamente desolado. En una de las ciudades de la isla, su nombre Longyearbyen es un curioso topónimo con un tinte de humor (una mezcla de inglés y noruego) que describe lo que puede significar vivir en el archipiélago: el lugar donde el año es muy largo. El tiempo parece transcurrir más lento.
Sus habitantes se definen como polárniks o polares, aunque en realidad, conviven en una inusual vecindad de rusos y noruegos, y en un territorio donde cualquiera puede instalarse sin necesitar visado ni permiso de residencia. Es un territorio en el que aparentemente, todos están invitados a llegar, y sin embargo, no llega casi nadie. Administradas por Noruega, aunque con bases rusas legalmente asentadas, Svalbard es un territorio inhóspito al que casi nadie llegaba por placer, hasta que en años recientes comienza a despuntar el turismo, que lentamente compite con la minería como la principal actividad económica.
En Svalbard están presente todos los tipos y formas de glaciares, y el color blanco de la nieve y el hielo. Cuando llega el verano, en las zonas habitadas todo se vuelve barro. El archipiélago debería permanecer completamente helado todo el año, pero lo salva la corriente del Golfo. Entonces, la nieve desaparece en las partes más bajas y suaves de las islas y aparecen grandes extensiones de tundra salpicadas a veces de flores.
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Svalbard, an archipelago in the Arctic held, is a collection of curiosities, in a territory that appears to have no life to the naked eye, yet is far from being completely devastated. In one of the cities of the island, its name is a curious place name Longyearbyen with a tinge of humor (a mixture of English and Norwegian) describing what it might mean to live in the archipelago: the place where the year is too long. Time seems to pass more slowly.Its inhabitants are defined as polárniks or polar, but in fact, live in a rare neighborhood of Russians and Norwegians, and in an area where anyone can be installed without needing a visa or residence permit. It is an area where apparently, all are invited to come, and yet almost no one fails. Administered by Norway, although Russian bases legally settled, Svalbard is a territory inhospitable to almost no one came for pleasure, until in recent years tourism begins to dawn that slowly competes with mining as the main economic activity.
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